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Sunday, December 05, 2010

EXCURSIONES SOBRE EL ESPACIO /EXCURSIONS ON THE ARCHITECTURAL SPACE

La relación simbiótica espacio-luz en los espacios arquitectónicos

Me parece que el concepto de espacio arquitectónico se empobrece bastante si al concepto puro, espacio arquitectónico, que es una idea asociada a la abstracción de una porción de la realidad, lo privamos de algo fundamental de su condición, su relación simbiótica con la luz natural. Posiblemente se podría separar las buenas obras de aquellas malas si se revisa la relación espacio y luz natural. La luz natural en la arquitectura es siempre factor de habitabilidad y de captura dimensional, pero me parece que aún más importante, es la percepción sensitiva de espacio para la vida, una sensación de espacio vivo.
La relación espacio arquitectónico - luz natural puede ir desde unos cuantos grados hasta una graduación máxima, lo que significa que la luz podría ser uno de los buenos parámetro para la diferenciación de la calidad espacial. Cuando se tiene la experiencia o la vivencia de estar en los enormes espacios góticos de las iglesias medievales en Europa, se tiene la sensación de no encontrarse en un espacio apto para el vivir humano, además de sus dimensiones, algo hace diferente el espacio arquitectónico con aquel propio de las iglesias góticas, y cualquier otro espacio trabajado con dosis de luz menores a cierto rango que lo hace angustioso, sobrecogedor o simplemente alienante como el caso del museo Judío de Berlín.
Trabajar, estudiar y aún pasar unas horas en un espacio con condiciones de luz natural disminuidas es del todo agobiante, aún con los esfuerzos que realiza la luminotecnia contemporánea, existe una sensación de ambiente mortecino no apto para el habitar en algunos espacios artificiosos que hace la arquitectura, ni hablar de espacios cerrados como bodegas, cines o bunkers, la idea que transitoriedad es inherente a esos espacios.
Por otro lado, la experiencia nos dice que si la gradualidad de la luz en los espacios arquitectónicos tiene una cuantía alta, la situación es incómoda, sofocante, deslumbrante y se requiere protección para una condición de confort, hay un límite sutil que permite suponer que se está en la cuantía correcta y que al traspasarla, la calidad del espacio se empobrece, quiero suponer además, que para una persona ciega, existen percepciones que hacen sentir la presencia de la luz, probablemente el calor, o especulando, los sonidos de la luz.
La clave de un adecuado manejo de la luz natural en los espacios arquitectónicos, a mi juicio, no solo está en la disposición de los planos conformantes de los espacios, sino que en otro factor no siempre bien pensado en los proyectos de arquitectura, la fenestración, o ventanación, ( palabra bastante rara).
Cuando miro mis proyectos pasados, no dejo de pensar que tan consciente fui al estudiar o manejar esta relación, por cuanto a mayor exactitud en la dosis de luz natural, mayor es la calidad del espacio resultante del diseño, por otra parte al mirar algunas buenas obras contemporáneas me doy cuenta que la sutileza en el manejo de este factor puede llegar a niveles de genialidad. Un arquitecto que siempre me ha llamado la atención es el portugués Álvaro Siza, quién tiene una relación afectuosa con las formas, los espacios contenidos, los contextos donde emplaza sus obras, pero sobre todo por la forma en que trata la luz natural y su relación de complicidad con el color blanco.
La dosis de luz natural que Siza maneja para las interioridades de sus obras podría ser tal vez la mejor medida en una buena obra de arquitectura, en esas obras hay una situación de dependencia del espacio capturado a esa cantera de espacial total, y la luz que también atrapa con él, en síntesis, lo que el arquitecto hace es un trabajo de cacería y prisión perpetua de la luz natural, la pregunta que surge es : ¿ quién puede hacer eso mejor que un arquitecto?, aquí llego a la conclusión que la luz tiene para los arquitectos una codificación especial, esta finalmente en una condición arquitectónica de hermenéutica.
Lo que podría concluirse de esta excursión es que no podemos llamar espacio arquitectónico a aquel espacio que no cuenta con alguna dosis de luz natural, probablemente podemos de hablar de espacio operativo, funcional, o supeditado para los otros casos.
Claramente las capacidades de la arquitectura contemporánea para capturar la luz natural han mejorado gracias a la tecnología, es visible al mirar la historia de la arquitectura una evolución, porque hoy son posibles mayores dosis de luz natural en los espacios arquitectónicos, pero la trampa esta en el equilibrio simbiótico, la dosis justa, por cuanto en muchas obras se sacrifican aspectos medioambientales importantes, así, normalmente la sobredosis obliga a una artificiosa manipulación tecnológica que aleja de la obra del control del arquitecto, y entonces se da paso a un ejército de especialistas que corrigen los errores ambientales de un espacio enfermo, porque parece ser que la misma luz natural que le da vida al espacio arquitectónico, también puede matarlo.



Espacio de luz para pequeña escuela rural . San Fabian VIII Región Chile

The symbiotic relationship space- natural light in architectural spaces

I think the concept of architectural space is impoverished enough if the pure concept, architectural space, which is an idea associated with the abstraction of a portion of reality, deprived of something fundamental to their condition, their symbiotic relationship with natural light. Perhaps you could separate the good works of those bad works if we review the relationship between space and natural light. Natural light in architecture is always habitability factor and dimensional capture, but I think more importantly, is the sensory perception of living space, a sense of living space.
The relationship architectural space - natural light can range from a few degrees to a maximum degree, which means that the light could be one of the good parameter to differentiate spatial quality. When you have the experience or the experience of being in the huge Gothic spaces of medieval churches in Europe, has the feeling of not being in a space suitable for human living, as well as its dimensions, somethings different architectural space that characteristic of Gothic churches, and any other space worked with light doses below a certain range that makes it stressful, overwhelming or alienating just as in the case of the Berlin Jewish Museum.
Work, study and even to stay a few hours at a space with poor natural light conditions is completely overwhelming welcome, even with the efforts of contemporary lighting technology, there is a feeling of dull environment unfit for living in some artificial spaces making architecture, let alone confined spaces such as warehouses, cinemas or bunkers, the idea that transience is inherent in these spaces.
On the other hand, experience tells us that if the gradual light in architectural spaces have a high level, the situation is uncomfortable, stifling, blinding and protection required for a condition of comfort, there's a thin line which suggests that is in the correct amounts and that beyond it, the quality of space is impoverished, I would assume also that for a blind person, there are perceptions that they feel the presence of light, probably the heat, or speculating, the sounds of light.
The key to proper management of natural light in architectural spaces, in my point of view, is not only in the provision of plans conforming to the space, but another factor not always well thought of architecture projects, fenestration or windows design and building.
When I look at my past projects, I keep thinking how aware I went to study or manage this relationship, because a more accurate dose of natural light, the greater the resulting quality of the design space, in addition to watching some good contemporary works, I realize that the subtlety in the handling of this factor can reach levels of genius. An architect has always struck me is the Portuguese Alvaro Siza, who has a loving relationship with the forms, contained spaces, the contexts in which to place their works, but mostly by how it treats the natural light and its relationship of complicity with white.
The dose of natural light to the inner drive Siza of his works could be perhaps the best measure of a good piece of architecture, in these works is a space dependent quarry captured the total space and light also trapped with him, in short, what the architect does is a job hunting and life imprisonment of natural light, the question arises: who can do that better than an architect?, here I conclude that Light has to architects special coding, is finally in architectural condition of hermeneutics.
What might be concluded from this tour is we cannot call that space architectural space that do not have any natural light dose, we can probably talk about working space, functional, or subject to other cases.
Clearly the capabilities of contemporary architecture to capture the natural light thanks to improved technology, it is visible when looking at the history of architecture evolution, because today are possible higher doses of natural light in architectural spaces, but the trap is in symbiotic balance, the right dose, because in many works are sacrificed significant environmental aspects as well, usually requiring an artificial overdose technological manipulation that leads away from the work of the architect's control, and then gives way to an army of specialists correcting the environmental errors of a sick room, because it seems natural that the same light that gives life to the architectural space, also can kill it.